GEREÑU
Apartado histórico-artístico
A mediados del siglo XIX, Pascual Madoz, ubicaba a Gereñu en un llano al norte del monte y puerto de su nombre. Contaba con un clima saludable a pesar de la presencia de vientos fríos y mostraba un plano urbano conformado por un conjunto de veinticinco casas. Esta localidad poseía un paseo con arbolado, una fuente con dos caños para el servicio de los vecinos en el interior del pueblo y otras cuatro en el término de aguas saludables. Los límites de esta localidad eran los siguientes a mediados del siglo XIX: al norte, con Langarika; al este, con Maestu; al oeste, con Luzcando, y, al sur, con Ullíbarri-Jauregi. Los vecinos de Gereñu contaban con un monte con amplio y rico arbolado situado al este. El terreno de cultivo de esta localidad, siempre a juicio de Pascual Madoz, era de buena y mediana calidad y estaba bañado por el agua de dos riachuelos que nacían en el monte Ubao y reunían cerca de Chinchetru.
El pueblo de Gereñu perteneció a las hermandades del Duque del Infantado y en el censo de 1570 ordenado por el Duque se citaba nominalmente a treintaidós vecinos. Navagiero decía en 1528 que muchos “de los lugares son del Duque del Infantado, que tiene, según dicen, por vasallos aquí más de cinco mil vecinos, y los demás pueblos son de otros señores”. En el viaje europeo de 1777 de José Viera y Clavijo, al salir por Álava, afirmaba que salieron a cumplimentarle “varias diputaciones del Solar de la Torre de Mendoza, y de los pueblos llamados de las seis hermandades, como vasallos del Estado del Infantado”. Unos años antes, en la Visita Pastoral de 1556, el Licenciado Martín Gil asignaba a esta localidad un conjunto de treinta vecinos. Gereñu pertenecía al partido judicial de Salvatierra de la cual dista una legua y su ayuntamiento era el de Iruraiz. En esta localidad, a mediados del siglo XIX, existía una escuela de primeras letras con veinticinco alumnos de ambos sexos. Su volumen poblacional fue decayendo especialmente desde mediados del siglo XIX en adelante.
La base económica de esta localidad se concretaba en la explotación agrícola. La producción de Guereñu se centraba en el trigo, maíz, cebada, avena, habas, garbanzos, arvejas, mijo, alubias, lentejas, patatas y varios mistos para el ganado. La cría de ganado vacuno, caballar, lanar, cabrío y de cerda era regular y destinada a cubrir las necesidades de los propios vecinos aunque, ocasionalmente, el ganado podía venderse en los mercados de Vitoria o Salvatierra. En 1569 encontramos la probanza del pleito que sostuvieron los concejos de Langarica y Guereñu sobre el aprovechamiento de unos pastos situados en Santiago de Llano por el ganado cabrío de estas localidades. En su término y montes, decía Pascual Madoz, que sus vecinos podían aprovecharse de la caza de perdices, codornices, palomas, liebres y zorros. La reducida cría de caballos y de ganado vacuno se acompañaba de la principal actividad productiva de esta zona: la explotación cerealística. A pesar de los índices positivos de principios del siglo XVI, la realidad es que muchos pequeños propietarios alcanzaban unos rendimientos productivos muy limitados. Tal era así que, con gran frecuencia, sobrepasaban con dificultad los niveles de subsistencia. A pesar de la presencia de un Arca de Misericordia, destinada a resolver los problemas de abastecimiento y, sobre todo, de la guarda de grano para la siembra, frecuentemente los agricultores de Guereñu se veían obligados a tener que entrar en la llamada “espiral del crédito”, es decir, a pedir préstamos pecuniarios o en especie para mantener sus pequeñas haciendas. Habitualmente, una de las soluciones más manidas desde el siglo XVI hasta el XIX se concretó en la fundación, con ayuda de particulares, de un Arca de Misericordia donde los vecinos de estas localidades iban incluyendo pequeñas porciones de trigo a fin de poder utilizarlas cuando se produjesen malas cosechas o catástrofes naturales.
Algunos labradores, en momentos estacionales, especialmente cuando no abundaban las labores agrícolas, se dedicaban a otras actividades a fin de obtener algunos beneficios extras. Un vecino de Guereñu, Pedro González de Heredia, litigó entre 1556 y 1558 contra Juan Martínez de Zuazo, vecino de Ozaeta, por el pago de una alta suma de dinero (veintiocho ducados de oro, es decir, diez mil quinientos maravedíes) de un préstamo que le hizo para poder salir de la cárcel de Logroño. Tal estancia en prisión estaba relacionada con su trabajo de transportar hierro con varias yeguas hacia Castilla. Poco después de la vuelta de las aduanas a sus lugares originales, en 1721, los Ministros de las Rentas Generales y algunos soldados del Regimiento de Infantería de Sicilia habían presentado testimonios de varias denuncias por aprehensión de tabaco en las localidades de Ilárduya, Izarza y Gereñu. El contrabando de productos como el tabaco y la sal se convertían en elementos importantes para incrementar las posibilidades de unas poblaciones que, normalmente, se movían dentro de los estrechos límites de la subsistencia. La falta de impuestos o la menor carga de los gravámenes, en el tabaco y en la sal, respectivamente, provocaban que tuviesen unos precios mucho menores en Álava que en Castilla por lo que cualquier pequeña porción de estos productos les producía elevados beneficios.
El aprovechamiento de montes y bosques se presentaba como uno de los recursos más habituales en el equilibrio de estas economías de subsistencia. Por todo ello, una de las principales preocupaciones de las autoridades locales consistía en la defensa a ultranza de cualquier accidente que se pudiese producir en estos terrenos comunales. Los problemas sobre abusos cometidos contra los montes y bosques comunales de Guereñu y otras localidades se presentan como uno de los problemas o circunstancias más comunes en estos pueblos. A fin de evitar algunas de estas penosas y costosas disputas, las propias localidades intentaban definir claramente cuáles eran los espacios de aprovechamiento comunal de cada pueblo usufructuario. Entre 1626 y 1637, los concejos de Guereñu, Langarica, Gaceo y Salvatierra actuaron contra el de Chinchetru sobre la posesión del cerro alto llamado de Illarramendi, por los aprovechamientos comunales del lugar de Abitona y la posesión de los términos de Mendibitarte, Anguiluz y Santa Toya. Andrea Navagiero en su viaje por España y Francia en 1528, después de bucolizar la imagen de Álava, afirmaba que “cada uno de los lugares que se ven desde Vittoria tiene su monte de encinas, que es común a todos los vecinos, y cortan la leña con medida para que cada cual tenga lo que le toca y no más: los árboles son muy iguales ... y parecen, no encinas, sino naranjos cultivados en un jardín, lo cual, además de ser útil, hace que el país sea bellísimo, y no parezca lleno de bosques sino de jardines”.
Las tierras comunales y los montes servían expresamente para financiar, siempre con ciertas dificultades, las necesidades de la enseñanza primaria en estas pequeñas localidades de la Llanada alavesa. Igualmente, los recursos forestales de los montes comunes de Guereñu sirvieron durante varios siglos para financiar los gastos provenientes del reparo de los puentes y del camino del molino. En este sentido, al igual que acaecía en un gran número de localidades rurales alavesas, desde fines del siglo XVI y hasta otro tanto del XIX, sus habitantes se vieron obligados continuamente a establecer diversas concordias concernientes a la explotación de los pastos existentes estos terrenos comunales. Los vecinos y autoridades de Onraita pleitearon contra los de Guereñu y Alaiza por haber quebrantado varias concordias antiguas sobre las cantidades que cada Concejo debía cobrar por los apresamientos de ganado que se hiciesen en sus términos. Básicamente, se trataba de disposiciones normativas encaminadas a regular los problemas derivados de las capturas y/o apresamientos de ganado que se encontraba alimentándose en lugares prohibidos para ellos. De este modo, a lo largo de varios siglos, se fueron estableciendo continuos acuerdos sobre las penas y las prendarias del ganado mayor y menor. El Concejo de Guereñu entre 1814 y 1815, al poco de finalizar la Guerra de la Independencia, solicitaba a las autoridades superiores que, debido a la escasez de pastos para sus ganados, sus vecinos pudiesen usar libremente los pastos sobrantes del valle de Laminoria (en base a una escritura firmada entre los lugares de Guereñu, Jaúregui y Ullíbarri con el valle el 13 de junio de 1810).
En la Visita Pastoral de 1556, el Licenciado Gil advertía que la iglesia parroquial de este pueblo, bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora, contaba con cuatro beneficiados y una cofradía de Santiago. El número de sacerdotes adscritos a una iglesia se concretaba en base a la capacidad de ésta, es decir, de las rentas que ingresaba cada parroquia. A partir de tales ingresos se definía el número de beneficiarios a ración entera (esto es, que podían mantenerse decorosamente con parte de los ingresos de la parroquial) o de media ración (plazas que, evidentemente, tenían que auxiliar con ingresos provenientes de fuentes no parroquiales). A mediados del siglo XIX este templo solamente contaba con la presencia de dos beneficiados perpetuos y un sacristán.
El pórtico de la iglesia parroquial tiene dos arcos de medio punto, de sillería y techumbre de cielo raso. La portada es renaciente y conserva resabios góticos. La planta interior es de salón con tres tramos de nave y una capilla a la derecha. Cuenta con una bella clave central con la Virgen de la Anunciación entre la jarra de azucenas y un curioso reclinatorio tipo librería. La torre es de planta cuadrangular y piedra de sillería. El retablo, la Biblia de todos los oficios religiosos, el centro de las miradas de los feligreses, el espejo de la riqueza o de la austeridad de una u otra comunidad se presenta como uno de los ornamentos más relevantes de estas pequeñas iglesias. El retablo mayor consta de bancal, dos cuerpos de cinco calles y ático. En el retablo lateral de la izquierda se halla una talla estimable de la Virgen del Rosario y, en el ático, un San José.
En las cercanías de Guereñu también encontramos otros edificios importantes a la hora de entender la constante influencia de las creencias religiosas populares de los habitantes de estas localidades. No podemos nunca olvidar que estas ermitas eran unos lugares idóneos usados por contrabandistas, ladrones, gitanos, buhoneros, etcétera que buscaban refugio en ellas con fines bien dispares. Esto es, unos para huir de la justicia y otros para refugiarse de la acción de los malhechores. La ermita más importante de Guereñu ha sido la de Santa Ana que, para finales del siglo XIX (hacia 1883), se encontraba tan deteriorada que se acordó su traslado junto al cementerio donde volvió a edificarse en 1885 con los despojos o restos que quedaban de la anterior, de origen románico. Se conservan en su interior dos imágenes de Santa Ana y de la Virgen con el Niño (ésta del siglo XVII).
Apartado biográfico
BELTRÁN DE HEREDIA LÓPEZ, María Jesús (Guereñu, 21/01/1903-Suipacha, Buenos Aires, 24/02/1986): Religiosa y profesora
Tomó el hábito carmelita en Vitoria, el 23 de marzo de 1923, emitiendo dos años más tarde sus votos temporales. Obtuvo el título de profesora de música, siendo esta actividad docente la que desarrolló a lo largo de toda su vida, en los distintos colegios por los que pasó. Estuvo en primer lugar en los colegios de Isla (Cantabria) y Bermeo (Vizcaya), hasta que en 1943 pasó a América, al colegio «Santa Elena» de Santiago de Chile. Llegó destinada por primera vez a Argentina en 1947, adscrita al profesorado del colegio del Niño Jesús de Praga de Carcarañá (Santa Fe), donde permaneció hasta 1971 (excepto el trienio 1960-1962, que pasó en Montevideo). Desde 1972 se hallaba en el colegio carmelita de Suipacha (Buenos Aires). Jubilada en 1977, falleció en Suipacha (Buenos Aires) el 24 de febrero de 1986.
ÍÑIGUEZ DE HEREDIA RUIZ DE VICUÑA, Bernardino (Guereñu, 20/05/1904-Cádiz, 31/08/1982): Religioso
Es hermano de Pedro Iñiguez de Heredia. Tomó el hábito de carmelita descalzo en el convento andaluz de Ubeda (Jaén) el 26 de agosto de 1920, profesando un año más tarde. Cursó la filosofía en Córdoba (España), y en 1924 fue trasladado con todos sus compañeros de estudios a Argentina, como era habitual entre los carmelitas de Andalucía, a fin de evitar la realización del servicio militar. En Argentina cursó la teología y fue ordenado en la ciudad de Córdoba, el 24 de marzo de 1928. Ejerció entonces durante algún tiempo el ministerio sacerdotal en Rosario (Santa Fe), hasta que en 1930 regresó a tierras europeas, residiendo en diversos conventos carmelitas españoles y portugueses. Nuevamente volvió a Argentina en 1955, por exigencias de la falta de personal que sufría la orden carmelita en este país. Fue maestro de novicios -cargo que ya había desempeñado en España- en el colegio de Córdoba, de 1957 a 1960; y de 1960 a 1963 estuvo destinado en Mar del Plata (Buenos Aires). Retornó definitivamente a España en 1964; fue capellán de las madres carmelitas en Tánger (Marruecos) de 1967 a 1977. Aquejado de una enfermedad crónica, pasó al convento de Cádiz, donde falleció el 31 de agosto de 1982.
ÍÑIGUEZ DE HEREDIA RUIZ DE VICUÑA, Pedro (Guereñu, 18/01/1911-¿?): Religioso
Como su hermano Bernardino Iñiguez de Heredia, ingresó en la orden carmelita descalza en febrero de 1926 en el noviciado de la provincia de Andalucía -que por aquel entonces se nutría principalmente de vocaciones del norte de España-. Inició sus estudios sacerdotales en San Fernando (Cádiz), completándolos en el Colegio Internacional carmelita de Roma (1929-1934). Fue ordenado presbítero en la capital de Italia el 2 de julio de 1933. El mismo año 1934 fue enviado a Argentina, como responsable de los estudiantes seminaristas carmelitas; primero en el convento de Buenos Aires (barrio de Villa Modelo), y desde 1939 en Córdoba. El año 1940 regresó a España, nombrado superior y director del colegio teresiano (vocacional) de los carmelitas en la Córdoba andaluza. Casi todo el resto de su carrera ocupó diversos cargos de responsabilidad en los conventos carmelitas andaluces, excepto tres periodos en los que actuó como Delegado del superior general carmelita en América (con sede en Bogotá, 1958-1960), como vicario en Israel (1961-1966) y como Comisario General carmelita en Líbano (1967-1972).
RUIZ DE GAUNA, Diego (Siglo XVI): Alcalde de Hermandad.
Natural de Guereñu. En las Juntas Generales celebradas en Vitoria el 24 de noviembre de 1587 se le confirmó en el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.
SÁEZ DE VICUÑA SÁEZ DE URABAIN, Teodora (Guereñu, 7/01/1929-Cochabamba, Bolivia, 4/04/1991): Religiosa
Tomó el hábito de sierva de María en diciembre de 1945 en el noviciado de Madrid, donde emitió sus primeros votos dos años más tarde. El 15 de enero de 1950 recibió obediencia para trasladarse a Argentina, para trabajar en la atención domiciliaria a enfermos. Residió en Buenos Aires hasta octubre de 1954, pasando luego a las comunidades uruguayas de Montevideo (1954-1957) y Salto (1957-1961). De Uruguay pasó a Bolivia en diciembre de 1961. Allí residió en las ciudades de Sucre y Cochabamba, falleciendo en esta última el 4 de abril de 1991.
ULLÍBARRI, Ambrosio de (Siglos XVI-XVII): Coselete de alarde.
Natural de Guereñu. Participante en el alarde o reclutamiento de tropas efectuado en 1589 por Álava, a la edad de 27 años años (con “pica y coselete entero con todas sus pieças”). Presentado como Coselete al alarde bajo el mando del Procurador de la Hermandad de Iruraiz, Juan López de Alegría, junto a otros quince jóvenes.
Apartado documental: fuentes de archivo y bibliografía
Bibliografía
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Fuentes de archivo
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