GAUNA
Apartado histórico-artístico
La villa de Gauna, según la descripción de Pascual Madoz, estaba situada en un llano y a la falda del monte del mismo nombre que la localidad. Su clima era frío y sano dominado por el viento del norte del monte. Gauna contaba con una fuente dentro de la población y otras varias en el término. Según el licenciado Gil contaba, entonces, con veintiséis vecinos, su primicia se valoraba en 10.000 mrs., y su iglesia parrqouial estaba servida por seis beneficiados. Además tenía dos ermitas de San Vítor y San Justo y Pastor y una cofradía de San Esteban. Participaba en sus diezmos el monasterio de Estrella. En 1788, el cura párroco junto a la justicia y regimiento de Gauna solicitaban permiso especial para pedir limosna en su distrito, o al menos en ocho leguas a su alrededor, con destino al culto y reparación de la fábrica de la ermita de San Vítor. La villa de Gauna era cabeza del ayuntamiento junto a Erenchun y contaba a mediados del siglo XIX con unas veinticuatro casas habitadas. Poseía cárcel en la casa municipal y una escuela. Entre 1861 y 1862 se produjo un demanda de las autoridades de Gauna para poder aplicar el producto de algunos montes comunes al reparo de la escuela. Posteriormente, entre 1905 y 1906, nuevamente, el alcalde del barrio de Gauna demandaba recursos forestales de un monte común para poder reparar la casa del maestro. La población de esta localidad a mediados del siglo XIX ascendía a ciento veinticuatro almas.
Gauna pertenecía al partido judicial de Salvatierra, a mediados del siglo XIX, a donde acudían sus habitantes para resolver asuntos judiciales y de papeleo. Tal es así que el 26 de enero de 1534, llegó al concejo de Gauna una sobrecarta de una Real Provisión de Carlos I comunicándoles que si alguno de sus vecinos deseaba comprar mercancías a los comerciantes de Vitoria, antes debía referirlo a las autoridades de Salvatierra.
Profesaban una gran devoción a San Vítor Labrador cuyas reliquias se guardan en la ermita de su nombre, edificada, según Juan Martínez de Marigorta, donde antes estuvo otra dedicada a San Bartolomé. La iglesia de Gauna heredó, del antiguo poblado de Alborcoin, la ermita de San Miguel que sobrevivió hasta la entrada del siglo XIX. El licenciado Gil atribuyía a la localidad de Gauna veintiséis vecinos perteneciendo a la jurisdicción de Diego de Salvatierra. La iglesia, que tiene seis beneficiados, se llama de San Esteban. El Licenciado explica de forma detallada la distribución de diezmos y otras rentas. Gauna tiene dos ermitas: San Vítor y Santos Justo y Pastor. Existe una cofradía de San Esteban. Termina diciendo que no existe hospital.
El terreno de la villa de Gauna era arcilloso y bueno para trigo. Producía trigo, cebada, avena, maíz, patatas, lino, cáñamo y todo género de legumbres. En esta villa también se criaba desde antiguo ganado vacuno, caballar, cabrío y de cerda. Se cazaban perdices, codornices y liebres tanto en su término como en sus montes. Como industria contaba con un molino. El monte producía grandes hayas, robles y espinos albares. Según dicen los libros parroquiales los señores de Gauna no eran patronos de su iglesia ordenando el visitador eclesiástico en 1638 que se borrasen los escudos de armas pintados a los lados del altar mayor.
Desde finales de la Edad Media, Gauna, como otras localidades alavesas, estaba en las manos de los Señores de Gauna. En el último cuarto del siglo XVI encontramos la presencia de un pleito ejecutivo entre Diego de Salvatierra, Señor de Gauna, y algunos vecinos de la zona de Arroyabe. Por entonces, Diego de Salvatierra seguía puntualmente haciendo los juicios de residencia a los alcaldes y regidores que actuaban jurisdiccionalmente dentro de las tierras de su Señorío. En el siglo XVII, los Hurtado de Mendoza, por medio de la vía matrimonial, fueron quienes siguieron ostentando el título de Señores de Gauna.
El aprovechamiento de montes y bosques se presentaba como uno de los recursos más habituales en el equilibrio de estas economías de subsistencia. Por todo ello, una de las principales preocupaciones de las autoridades locales consistía en la defensa a ultranza de cualquier accidente que se pudiese producir en estos terrenos comunales. A fin de evitar algunas de estas penosas y costosas disputas, las propias localidades intentaban definir claramente cuáles eran las zonas de estos espacios de aprovechamiento comunal que correspondían a cada uno de los pueblos usufructuarios. Por ejemplo, en 1803, el concejo de Gauna demandaba que se liberase de una multa impuesta tras un pleito con el concejo de Adana por haber cogido cuatro bueyes de reja o labor que pastaban en el término de Biani o Isasia. A tal efecto, las autoridades de Gauna recordaban la existencia de una antigua concordia, firmada el 17 de febrero de 1590, entre ambos concejos con el objetivo de evitar tamañas disputas.
Entre 1527 y 1528, Gauna también había sufrido ciertos avatares con la villa de Alegría debido a la existencia de algunas roturaciones en términos de prados y montes (entre otros, los montes de Folgaserri y Folgaitarra). A principios de la siguiente centuria, en 1623, en los tribunales de la Real Chancillería de Valladolid se desarrolló, en grado de apelación, un pleito entre Felipe Díaz de Bujanda (presbítero beneficiado y Comisario del Santo Oficio, vecino de Maestu) con un vecino de Gauna, Martín de Iriarte, sobre el aprovechamiento de los pastos por el ganado en tierras de la jurisdicción de Maestu. Posteriormente, a finales del siglo XVIII, el concejo de Gauna dirimió una polémica con el de Alegría por posesión y aprovechamiento de la mitad del monte de Galdaraiturri, comunero de ambas partes. Ocasionalmente se formaban largas disputas judiciales derivadas de los abusos cometidos por los vecinos de algunas de estas localidades en la corta de la leña fogueral, como la ocurrida en 1866.
A los problemas intervecinales que, en el fondo, gastaban la paciencia y los bolsillos de los campesinos de Gauna, puntualmente, se unían otras dificultades derivadas de los daños causados por inundaciones, tormentas, pequeños terremotos y otros accidentes provocados por la climatología. Así, por ejemplo, en 1917 se contabilizaron los daños provocados por tormentas en diversos pueblos y, entre ellos, el de Gauna. Anteriormente, en 1864, también se habían efectuado las pertinentes diligencias encaminadas a la investigación de las causas y los causantes del incendio producido en el término de Calderriturri (comunero de Alegría y Gauna).
La relevancia de estos montes y bosques radicaba fundamentalmente en que, con el paso del tiempo, se fueron convirtiendo en la principal reserva de riqueza para hacer frente a los problemas financieros que, puntualmente, iban apareciendo en unas economías tan precarias. Ahora bien, en ocasiones, ni estos recursos servían para afrontar las dificultades económicas que se les avecinaban. Por ejemplo, en 1866, el alcalde de Gauna demandó al Diputado General de Álava el envío de un médico que pudiese ayudar a los enfermos de viruela que se habían ido detectando en Erenchun. Entre 1917 y 1929, el alcalde del barrio de Gauna también pidió un permiso para cultivar durante un decenio un terreno comunal y con su producto ir pagando los intereses de un capital tomado a préstamo por el ayuntamiento para la construcción de una carretera. Entre 1928 y 1929 también se aprovechó la corta de madera, roble, para arreglar los puentes sitos en los términos de Losacho y Maduralde. El mismo año de 1929, Gauna también empleó otros productos de terrenos comunales para ir abonando con ellos el gasto del alumbrado eléctrico. Anteriormente, alrededor de 1921, se habían enajenado varios terrenos para poder ir construyendo el ferrocarril Estella-Vitoria.
Gauna poseía una iglesia parroquial bajo la advocación de San Esteban servida por dos beneficiados y por un sacristán. En medio del monte y propiedad del pueblo posee una ermita dedicada a San Vítor. La ermita de San Vítor tiene una edificación de tipo rural tanto en su conjunto como en sus distintas partes, coro y sacristía. Ha sido restaurada varias veces después de su erección. A mediados del siglo XVIII, entre 1750 y 1755, se desarrolló un complejo pleito por la posesión de una de las capellanías de San Esteban de Gauna. En concreto, se trataba de la capilla de la Purísima Concepción y su fundador, Francisco Martínez de Iriarte (Caballero de la Orden de Alcántara y Secretario del Consejo de Hacienda), vecino de Madrid.
La fábrica exterior de la iglesia parroquial de Gauna tiene un ábside ochavado con cinco ochavos y un tramo recto. El pórtico, situado en la fachada sur, consta de dos arcos de medio punto y fue construido en 1747. La portada es del siglo XVI en sus comienzos. La torre es de planta cuadrada y tres cuerpos. El interior de la iglesia es de planta de salón con cabecera ochavada cubierta por el retablo, presbiterio y dos tramos de nave. El retablo mayor es neoclásico y está acoplado al ochavo de la cabecera cubriéndolo completamente y produciendo muy buena impresión.
Apartado biográfico
MARTÍNEZ DE GUEREÑU, Lucas (Siglo XVII): Alcalde de Hermandad.
Natural de Gauna. En las juntas celebradas el 31 de agosto de 1673 se le tomó confirmó en el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.
ORTIZ DE LANDÁZURI, Pedro (Siglo XVI): Alcalde de la Torre de Gauna.
Natural de Gauna. En calidad de Alcalde de la Torre o Fortaleza de Gauna fue encarcelado por considerársele culpable de la toma de esta fortaleza por el Conde de Salvatierra a su verdadera propietaria, su hermana Doña Sinalefa. El encausamiento se vio en las juntas celebradas el 18 de marzo de 1507.
PÉREZ DE ORDOÑANA, Juan (1549-¿?): Coselete por Iruraiz.
Natural de Gauna. En las juntas celebradas el 20 de marzo de 1589 estaba incluido, por la Hermandad de Iruraiz, entre los soldados aprestados por la provincia para acudir a Santander a servir a la Corona. Acudió en calidad de coselete.
RUIZ DE ALEGRÍA, Lope (Siglo XVI): Alcalde de Hermandad.
Natural de Gauna. En las juntas celebradas el 15 de noviembre de 1548 se le tomó juicio de residencia en su calidad de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.
URRUTIA, Juan de (Siglo XVIII): Alcalde de Hermandad.
Natural de Gauna. En las juntas celebradas el 4 de septiembre de 1727 se le tomó confirmó en el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.
Apartado documental: fuentes de archivo y bibliografía:
Bibliografía
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Fuentes de archivo
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